lunes, 23 de julio de 2007

Cómo mantener un monza y no morir en el intento (1era Parte)


"Lo que te hace sentir bien no te puede causar ningún daño" Janis Joplin



Todo comenzó la noche del 26 de Febrero de 2002 cuando llevaron a la casa el carro que había comprado, un Monza Hatch color amarillo galaxia (eso dice en los papeles del concesionario), sincrónico, vidrios eléctricos, motor 1.8 mejorado, sin aire acondicionado (cosa que poco importa cuando es tu primer carro), en pocas palabras en buen estado. Se preguntarán por qué recuerdo perfectamente la fecha, más que por ser la fecha en que daba un paso hacia la independencia por tener carro, es porque mi abuelita festejaría al día siguiente su cumpleaños número 79, y la fecha era digna de recordar.


Me sentía tan bien, esa sensación de haber logrado una meta es fascinante (aunque la meta sea tener un carro de segunda o de tercera), esa noche revisé muy poco el carro por la hora y todo eso, pero les digo la verdad, la felicidad no me dejó dormir; me visualizaba en mi carro recorriendo las calles de Caracas (cada vez más sucias y corrompidas por el tiempo), soñaba con las miles de cosas que podría hacer de ahora en adelante, echar un viajecito por ahí cerca para empezar, moverme más rápido a la universidad y por supuesto ser útil en la casa, porque vamos a estar claros un carro siempre hace falta.


Mi felicidad el día siguiente era doble, festejaba el cumpleaños de mi abuelita y además podía curucutear mi carro. No sabía manejar, pese a que había realizado un cursito de clases de manejo. Lo confieso: ME ROBARON; a los que deseen inscribirse en uno de estos cursos en autoescuelas les recomiendo que no boten su dinero, yo no aprendí nada (aunque en el momento pensé que me la estaba comiendo); señores si van a aprender a manejar y más aún si su primera vez es con un carro sincrónico, dense trancazos solitos. En estas autoescuelas engañan a la gente cuando toman un volante; les hacen creer que son ustedes solitos los que van manejando y nada más lejos de la realidad, ustedes solo controlan la dirección, los pedales los maneja otro. Los que han pasado por esta experiencia a lo mejor se identifican conmigo, un carro sincrónico es un poco más complejo de manejar y con frecuencia escuchamos cosas como estas: "que si saca y mete el croche", "suave, suave,de golpe no porque se te apaga", "mosca en las subidas que el carro se va para atrás"; etc, etc, etc. Cuando terminan el curso creen que pueden manejar lo que sea, pero... ahora toca enfrentarse a la realidad: mover tu carro sin el instructor. En ese momento pasa de todo, o mejor dicho se nos olvida todo. Yo corrí con un poco más de suerte, mi novio ahora mi esposo siempre estuvo ahí conmigo; soportó con valentía todo lo que implica subirse a un carro con una aprendiz y casi le montó al carro un cartelito o una calcomanía que dijera: "CUIDADO ESTOY APRENDIENDO".En aquel tiempo todavía creía en la cita de arriba y pensaba que nada podía salir mal...

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